Lunes: me arreglo en el baño de una estación de servicio pero es inútil. Tu perfume de la noche de ayer se quedó en mi pelo desprolijo. No tiene solución, ni mi pelo, ni ese baño, ni las palabras, ni la estación de servicio.
Martes: Hoy me desvié del camino hacia mi casa para estar tres pasos más con vos. No dijimos nada. Compartimos el silencio y un abrazo incómodo.
Miércoles: Ya hace dos días que no me baño. Y si busco entre mis mechones, algunos todavía llevan tu perfume.
Jueves: Ando torpe. No voy a verte por un rato. Pensé en vos mientras miraba el shampoo irse por el desagüe.
Viernes: Viniste un día, me dibujaste una puerta y ahora que la crucé no sé por dónde salir. ¿Por qué no estás acá conmigo?
Sábado: Estoy buscando una excusa para hablarte. No se me ocurre nada.
Domingo: Te saludo como si nada. Me saludás como si nada. Todo sigue igual.
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