Daydreaming siesta

Estamos en una plaza desierta.
Nos hamacamos y soy la mujer más simple de la tierra.
Camino por la bajada del tobogán y te reís.
Nadie más que el viento y nosotros para desatarnos los nudos
que nos enterró la vida.
Me subo a la trepadora y me siento en el medio.
Mirándote. Te estudio con los ojos, cada rasgo,
cada gesto.
Cada pensamiento, mientras te pido que vengas.
Acercate. Llegás frente a mí.
Por primera vez alcanzo tu altura. Te rodeo el cuerpo con mis
piernas desnudas,
mientras tomo tu cabeza y uso mis pulgares para recorrer cada centímetro
de tu contorno.
Tus cejas, tus ojos, tu nariz.
Tu mandíbula me lleva a tus orejas, a las que acerco mi boca y
muerdo suavemente.
Rozo mi mejilla contra la tuya tan despacio que pareciera
que te hubieras dormido. Lentamente
mi boca ansiosa, llega a tu boca.
Ahí te despertás, de repente. Me tomás fuerte
por la cintura. Me atraés a vos, y quedo en el aire.
Me tomo de tu pelo para aferrarme fuertemente
a tu boca abierta que me devuelve un beso desesperado.
Te muerdo el labio y siento tu sexo querer penetrarme.
Dejamos de existir, no somos nadie.
En ese sueño, ganamos la libertad.

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