Soñar con Terminator

El pueblo era chico, lindaba con un desierto enorme y árido pero todos sus habitantes estaban congregados en el límite entre la civilización y el área rural. "Ella" sabía que su hija la acompañaba, aunque no podía verla entre tanta gente. Atrás, Arnold cargaba a un niño (probablemente John Connor, el de Terminator) y corría en círculos con él en un ataque de puro pánico y desconcierto. ¿La situación? Se preparaban para un encuentro cercano del tercer tipo, subtipo "B". No estaba muy claro cómo es que habían logrado verificar los datos, pero cualquier suposición excedía la realidad: ese día llegarían los visitantes. Entre la multitud se encontraba estacionada una camioneta blanca, similar a las que utilizan en las películas para montar bases de espionaje. La única diferencia es que dentro había un hombre trabajando, su labor era hacer funcionar la central televisiva del diminuto pueblo.

¿La estrategia? Infalible. Llevarían micros cargados de habitantes y los estacionarían alrededor del único banco del lugar. De esta forma los extraterrestres entenderían que, por estar rodeado de personas, debería de ser el edificio más importante de todos e irían directamente allí. Una vez adentro, se encenderían todos los televisores y mediante la manipulación mediática se los convencería de abandonar los planes de invasión e irse pacíficamente.

A lo lejos se podía divisar a la presentadora del noticiero lista para entrar en acción. Los micros ya estaban en marcha cuando, de forma anticipada, la nave madre aterrizó. "Ella" no la vio, pero el tumulto de gente corriendo despavorida la hizo sospechar. Así que corrió. Su hija adelante, a unos metros. Y detrás suyo, Arnold y John en brazos. A pocos metros estaba la casa que los acogería, casi sin aliento pero con la marcha firme doblaron la esquina. Estaban subiendo una pequeña escalinata rodeada de césped que daba a la entrada del hogar cuando una mano verde, elástica y gelatinosa salió de un arbusto, se cerró en el puño de su hija y la arrastró a través del pasto. "Ella" salió disparada detrás del rastro y logró alcanzar el tobillo de la niña. Tiró y tiró, pero mientras más tiraba, más se estiraba la masa uniforme. Finalmente su mano cedió y la soltó accidentalmente. Su hija voló hacia arriba y cayó al piso, donde nuevamente la mano alienígena la atrapó y comenzó a arrastrarla. Pero esta vez Arnold, decidido, tomó fuertemente a John Connor con un brazo y con el otro a la nena, logrando la victoria. Todos entraron a la casa de forma casi instantánea. Se sentaron en la habitación. "Ella" revisó su Facebook, nunca hay que dejar de hacerlo en momentos de pánico y terror. Tenía una notificación.
Fue entonces cuando se percataron, en ese momento de paz, de alivio... Su hija había traído medio extraterrestre atorado en su brazo. Se dieron cuenta que cada uno de los seres estaba conformado por un ser bueno y tierno, y uno malvado y travieso. Estaban en presencia de uno bueno, por lo tanto lo adoptaron. ¿Qué más cabe hacer cuando un alienígena se te cuela en casa? Salieron de la habitación y empezaron a notar que en realidad no era su casa sino la de Hydra, una vieja amiga de "Ella" con la que había ido al recital de The Cure y, previo al evento, un abuelo les había sacado fotos a todos. Entonces la dueña de casa las fue a buscar y le mostró las imágenes. "¡Qué lindo ver recuerdos con tanta gente que una no conoce!" pensó "Ella" desconcertada.
FIN.

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